Frase de autor

"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". (Proverbio hindú)

"Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida" Mario Vargas Llosa

Cuentos de nuestra infancia

Hola de nuevo.

En esta nueva página los invitamos a conocer nuestra infancia, una etapa llena de maravillosos y mágicos momentos. Como no podía ser de otro modo, lo haremos mediante los cuentos que nos leían y leíamos cuando éramos pequeñas.

Todavía recordamos los buenos momentos que pasábamos cuando nos contaban historias en nuestra niñez, y más en estos días, en los que hemos buscado y recopilado nuestros cuentos de una vida pasada que a pesar de todo no olvidamos.

Seguramente, en las generaciones actuales y en las posteriores se contarán más de una vez. Esto es una clara evidencia de que todo lo que nos cuentan de niños, no se pierde por el camino, en cualquier instante nuestra mente refresca recuerdos y acontecimientos que estaban escondidos en un baúl.


Hemos querido hacer este espacio porque creemos que es interesante que conozcáis nuestros gustos y compartamos juntos las experiencias y ratos vividos con esas lecturas; que personalmente, nos fueron atrapando poco a poco. Esperamos que a vosotros os haya ocurrido lo mismo con las historias que os contaban de niños, y de no tan niños. 

Hoy sabemos que los cuentos de hadas o de la fantasía no son solo para niños, a los más mayores también despiertan su interés.

Debajo de cada cuento dejamos unas actividades para trabajar el contenido y temas que en ellos se abordan. Solo hay que hacer clic con el ratón en el enlace de actividades.


La primera sección, y teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos, es la de cuentos de navidad.

EL PEQUEÑO ABETO

El primer cuento que compartimos con vosotros se titula "El pequeño abeto", su autor es Hans Christian Andersen y pertenece al libro Los mejores cuentos de hadas del mundo


Lo que ponemos a continuación, es una pequeña parte del cuento para que aquellos que que ya lo hayan leído vuelvan a recordarlo; y los que no lo conocieran sepan de qué trata y disfruten de esta maravillosa historia en unas fechas tan señaladas como son las Navidades.


En un apartado bosque, entre fuertes y hermosos árboles, había un pequeño abeto que, por ser el más pequeño de todos los árboles, se esforzaba siempre en estirarse.

Al lado del pequeño abeto había un hermoso y fuerte roble en el que, numerosas ardillas y pájaros, construían sus casas y por eso, este roble era el más feliz del bosque.

En el roble vivía también una vieja lechuza que le tenía mucho cariño al pequeño abeto. Por eso, cuando llegaba una bandada de nuevos pájaros, los animaba a que se fueran a vivir con él.

Pero era inútil; los pájaros lo veían tan pequeño que se burlaban de él y nunca se posaban en sus ramas.

Pasó un año y en invierno llegaron unos leñadores buscando un árbol de Navidad.

La lechuza les silbó para que se fijaran en el abeto y uno de ellos dijo: 
-Este abeto sería el más indicado; ¿no les parece?

Sacaron sus raíces de la tierra, lo subieron a un camión y lo llevaron hasta la ciudad.

Lo plantaron en medio de un parque rodeado de flores. Muchos niños, al ver el nuevo árbol de Navidad, decían: 
-¡Qué bonito es! ¡Es el árbol más precioso del mundo!

El abeto se sintió contento y, desde entonces, vivió feliz en aquel parque.


ACTIVIDADES

El cuento completo lo podéis adquirir en las siguientes direcciones:


EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES
Otro de los cuentos navideños que ha dejado huella, ha sido el del Cascanueces y el rey de los ratones, cuyos autores son Ernst Theodor y Wilhel Hoffmann.

El granjero Stahlbaum y su señora celebran una fiesta de Navidad. Clara y su hermano, hijos de Stahlbaum, estaban muy contentos. Clara esperaba impaciente al mago Drosselmeyer, su tío favorito, un fabricante de juguetes que siempre llegaba con alguna novedad.

El mago llegó con su sobrino, Fritz, y una gran caja de sorpresas de la que fueron saliendo sucesivamente un soldado bailarín, una muñeca y un oso polar con su cría.

Clara quería quedarse con la muñeca, pero su madre le explicó que era imposible.

La niña comenzó a llorar desconsoladamente y Drosselmeyer sintiendo la pena de la niña, la sorprendió con un regalo especial: un gran cascanueces de madera. Su hermano recibió el Rey de los Ratones. En una pelea entre hermanos, se rompe el Cascanueces, pero Drosselmeyer, lo arregla con una venda y lo deja casi perfecto.

Cuando la fiesta termina, los invitados se van y el pequeño Cascanueces se queda junto al árbol de Navidad. Antes de la medianoche, la niña baja para ver a su Cascanueces, pero al quedarse dormida comienza a soñar que todo cobra vida a su alrededor.

El Rey de los Ratones y su banda de roedores que aterrorizan a la niña. Aparecen los soldaditos de juguete comandados por el Cascanueces para defender a Clara; Fritz los ayuda como capitán de artillería y la niña se siente protegida por estos nuevos amigos. Sin embargo, comienzan a perder la batalla. Clara se arma de coraje y lanza una de sus zapatillas al Rey de los Ratones. Lo derriba, el Cascanueces lo mata y los ratones huyen.

Es entonces cuando el Cascanueces se transforma en un hermoso príncipe e invita a Clara y a Fritz a un viaje a través del bosque encantado. Al llegar al bosque, se encuentran con el rey y la reina de las nieves quienes bailan para ellos junto a los copos de nieve. La danza se va convirtiendo en un torbellino y finalmente impulsa al trineo, con el príncipe, Clara y Fritz a bordo, hacia un lugar lleno de magia.

Clara, Fritz y el príncipe llegan al reino de los confites, donde los recibe un hada. Allí el hada pide al príncipe que narre sus aventuras como Cascanueces y tras esto, comienza una fiesta maravillosa que culmina en un baile entre el príncipe y el hada. Clara y Fritz vuelven de regreso a la realidad en su trineo. 


ACTIVIDADES

El libro lo podéis adquirir en las librerías y a través de la web en los siguientes enlaces: 


La segunda sección que veremos serán las fábulas.

Entre los autores clásicos más conocidos destacan: Esopo, en Francia en el siglo XVII o Siglo de las Luces Jean de La Fontaine y en el siglo XVIII los españoles Iriarte y Samaniego. 

Algunas de las fábulas que escribieron y que hemos encontrado en el baúl de los recuerdos son: La asamblea de los ratones y Ratón de campo, ratón de ciudad (presente en la página de Cuentilandia por medio de un vídeo con otra versión similar), La Cigarra y La Hormiga, La Liebre y La Tortuga.

LA ASAMBLEA DE LOS RATONES  

La primera fábula está ambientada en un país de ratones, en el que todo era felicidad. Un día, llegó un ser malvado que solo quería perseguir y destruir la paz de sus habitantes, el gato. 

Sin embargo, y a pesar de todos los intentos que hace el gato para atrapar a los ratones, estos consiguen huir de él y encuentran posibles soluciones para que todo volviera a ser como siempre.

Si tenéis la curiosidad de leerla, a continuación podéis hacerlo. Esta es la fábula completa:


En el país de “Ratonlandia” todo era paz y alegría. 
–Sofía, el sábado es mi cumpleaños y mis padres organizan una fiesta para celebrarlo. ¿Vendrás?  –preguntó tímidamente Federico.
-¡Oh! ¡Claro! ¡Muchas gracias! –contestó la ratita.

Llegó el sábado. Todo estaba preparado. Federico, que era todo un caballero, fue a buscar a Sofía y al verla exclamó:

-¡Qué preciosa estás! ¿Sabes? ¡Tus ojos son aún más bonitos a la luz de la luna!

-¡Oh, gracias! –contestó, ruborizándose, ella.

-¡Qué rico está este queso! -exclamó un ratón.

-Pues estos chorizos están sabrosísimos –añadió otro.

-¡Eh, muchachos! ¡Probad estas galletas! ¡son exquisitas! –animó una ratita que era muy golosa.

Pero su alegría no iba a durar mucho porque un gato perverso había llegado a Ratolandia.

-¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Corred amigos, corred! –gritó un ratón avisando a los demás.

-¡Miauuuuu! ¡Qué divertido! ¡Ya se os acabó lo bueno! ¡Qué feliz voy a ser en este país! Practicaré mi deporte favorito: perseguir ratones de día y de noche.

¡Ja, ja, ja! –exclamó el gato Micifú.

-Ven aquí, precioso. ¡Seguro que estás riquísimo! Esta noche lo comprobaré a la hora de la cena.

-dijo Micifú mientras atrapaba un ratón con sus largas uñas.

-Me parece, amigo, que lo tendrás que dejar para otro día –exclamó otro ratoncillo, mientras propinaba un gran mordisco al gato.

-¡Vamos chicos! ¡Adelante! Micifú debe de estar durmiendo –dijo Federico, que iba el primero.

-¡Menos mal! ¡Ya no aguantaba más! ¡Estoy muerto de hambre! –comentó un ratón que era muy glotón.

-¡Shhhhhst! ¡Calla! Terminarás despertándole –advirtió otro.

No habían empezado aún a comer, cuando apareció el gato malvado.

-¿Tenéis hambre? -preguntó Micifú -¡Qué coincidencia! ¡Yo también estoy hambriento, pero no de nueces, ni de queso… sino de ratones.

Y diciendo esto, se abalanzó sobre ellos. Pero en aquel preciso instante, Rodolfo, el ratón vigilante le tiró una piña a la cabeza y le dejó fuera de combate.

-¡Celebremos una asamblea! –dijo Federico.

Los ratones se reunieron en un lugar seguro. Y después de muchas horas de pensar y pensar… encontraron una solución aceptada por todos. Decidieron ponerle un cascabel al gato. Así sabrían si Micifú andaba cerca.

Entonces, el ratón más anciano preguntó: -¿Y quién le pone el cascabel al gato?

Aunque la solución fue muy bien acogida, todos pusieron excusas, porque ningún ratón se atrevía a acercarse al gato. Pensaron que era mejor buscar otro lugar donde no hubiese gatos y así poder vivir tranquilos de nuevo.


RATÓN DE CAMPO,RATÓN DE CIUDAD

La segunda fábula cuenta la historia de dos hermanos ratones, uno que vive en el campo y otro en la ciudad. 

Ambos están muy contentos de vivir donde cada uno ha elegido, pero cuando cambian de ambiente envidian algunas cosas que no tienen. 

¿Creéis que dejarán sus respectivas casas, para adentrarse a un mundo totalmente diferente? 

Si queréis averiguar lo que sucede en la historia, está es la solución:




ACTIVIDADES

LA LIEBRE Y LA TORTUGA

La siguiente fábula narra la historia de dos animales completamente distintos, la liebre y la tortuga. La primera era muy orgullosa y cada vez que tenía oportunidad se burlaba de la pobre tortuga por su lentitud. 

Un día, la tortuga se cansó y decidió proponer algo a la liebre para ver quién de las dos terminaba ganando la partida a la otra. 


Si con esta breve pincelada de lo que pasa en la historia, os ha quedado la duda de que es lo que propone la tortuga a la liebre y quién acaba teniendo razón, aquí os dejamos la fábula completa:


La liebre presumía de su velocidad. Cada vez que pasaba junto a la tortuga, la dejaba tirada en el camino.

A la tortuga que estaba más que harta de sus burlas, se le ocurrió desafiarla.

-¿Qué te apuestas a que llego antes que tú al pie del roble grande?  -dijo la tortuga a la liebre.

Cuando oyó esto la liebre se dio una panzada a reír.

-¿Pretendes tú llegar antes que yo? ¿Estás loca? ¿Es que no ves que eres el más lento de los animales?

-Lenta o no lenta, mantengo mi apuesta –respondió la tortuga.

La liebre aceptó riéndose, pues estaba completamente segura de que ganaría. Y entonces formalizaron el trato, que, a decir verdad, no sabemos exactamente en qué consistía.

Su buen amigo el oso aceptó encantado actuar como juez imparcial. Cuando el oso dio la señal de salida, la liebre, de un salto, adelantó a la tortuga, que se movía muy despacio, y se alejó por el camino.

Después de comer, le entró un dulce sueño, porque, a decir verdad, a esa hora de la tarde apetecía una agradable siesta. Ya tendría tiempo después de adelantar a la tortuga con cuatro saltos y vencerla antes de que tuviera tiempo de acercarse a la meta.

Tanta ventaja llevaba la liebre, que pensó que no había prisa y, al llegar a un verde prado, se detuvo a comer hierba, pues estaba tan verde, tierna y deliciosa, que no pudo resistirse.

La tortuga, en cambio, no se detuvo ni un segundo. Pasito a pasito y sin descansar, siguió avanzando, a pesar de que sudaba copiosamente.

Cuando despertó, aún se entretuvo escuchando los chismorreos del vecindario. Hasta que, en el último momento, vio que la tortuga estaba a punto de alcanzar la meta de la carrera. Entonces sí,  salió como una flecha, dispuesta a recuperar el tiempo que con tanta imprudencia había perdido.

Pero, a pesar de que hizo un gran esfuerzo, no hubo nada que hacer. La tortuga, tan lenta y pesada, le había tomado demasiada ventaja durante todo aquel tiempo que ella había empleado en comer, dormir y cotillear.

Y, eso sí, sudando como una condenada, llegó a la meta antes que la liebre y ganó la apuesta.



LA CIGARRA Y LA HORMIGA

La cuarta y última fábula, cuenta la historia de una hormiga trabajadora y responsable, que hace todo lo posible para que durante el duro invierno no le falte de nada. Mientras que, una cigarra que se encontraba por esos rumbos, estaba muy tranquila tumbada encima de las plantas y tocando su acordeón.

Al llegar el invierno, la cigarra que se había pasado el tiempo burlándose de la pobre hormiga, se quedó sin ganas de reír, pues tenía mucho frío.

La hormiga al verla..., ¿qué pensáis que hizo? La respuesta a esta cuestión está presente en la fábula.

Una hormiga trabajadora, recogía poco a poco, migajas de pan, semillas y otros alimentos una calurosa tarde de verano.

Cerca de allí, una cigarra alegre, cantaba sin cesar. Sentía demasiado calor para ponerse a trabajar.

Mientras tanto, la hormiguita recogía provisiones para sus graneros, en espera de los helados días del invierno.

Día a día la cigarra miraba con compasión a la pequeña hormiga, mientras se burlaba de ella sin cesar.

Se terminó el verano y empezó el otoño. La hormiguita seguía infatigable, llenando hasta el tope sus graneros.

Y pronto llegó el invierno, con sus fríos, sus vientos y sus nieves. La cigarra no encontraba nada para llevarse a la boca.

-¿Cómo no tienes comida? ¿Qué has hecho durante el verano? –le preguntó la hormiga.

- ¡Ay! ¡Pues yo cantaba de noche y de día!

La, hormiga, compadecida de la cigarra, la llevó a su casa, dándole de comer durante todo el invierno.



La tercera sección está destinada a los Cuentos de La Media Lunita de Antonio Rodríguez Almodóvar

De todos los cuentos que constituyen esta colección hemos elegido dos: "El medio pollito y el medio real" y "La Media Carita". Han marcado de alguna manera nuestra infancia y nuestra niñez, y queremos que vosotros también lleguéis a ellos. 

Si estáis interesados, podéis conseguir esos y otros cuentos de la misma colección en las siguientes direcciones:


EL MEDIO POLLITO Y EL MEDIO REAL

El primer cuento perteneciente a la colección Cuentos de La Media Lunita se titula: "El Medio Pollito y el Medio Real". 

La historia comienza con dos vecinas que deciden criar pollitos. Una puso la gallina clueca y la otra los huevos. Entre tantos huevos, solo salió un pollito, que lo repartieron entre las dos. Una de las vecinas asó y se comió su medio pollito, pero la otra le dio pena y lo dejó en el corral.

Un día, el medio pollito estaba escarbando y se encontró con un medio real de plata. Al poco tiempo, vino el hijo del rey que le pidió la moneda porque se iba a casar y se quedó sin el medio real. A partir de ahí empieza la trama o conflicto del cuento.

El medio pollito veía que el hijo del rey no regresaba para devolverle lo que era suyo y tomó la iniciativa de ir al palacio a por su moneda. En el camino se cruza con varios animales y elementos de la naturaleza (las palomas, la zorra, el lobo, un peñascal, el río y un toro), que lo acompañarán hasta allí, pero… no iban andando, sino en el medio culito del medio pollito.

Al llegar llamó a la puerta y apareció el rey. El animal le explicó que había ido a por su medio real para comprarse trigo. El rey le dijo que no se preocupara, que él tenía en su palacio varios graneros con trigo.

Los animales que estaban dentro del medio culito del medio pollito iban saliendo y se comían el trigo, unos gallos de pelea y unos potros sin domar. Entre todos vaciaron los graneros. El rey al enterarse, se hartó e intentó de diferentes maneras matar al pollito, pero sus acompañantes no lo permitieron.

Al final, el rey cedió y le devolvió el medio real al medio pollito, con tal de que todo terminara bien y el toro que lo estaba persiguiendo dejase de hacerlo.

Esto solo es un resumen de lo que sucede en el cuento ¡Seguro que tenéis ganas de leer la historia completa! Os animamos a que lo hagáis.

ACTIVIDADES

LA MEDIA CARITA

El cuento narra la historia de una niña llamada Mariquilla que vivía con sus padres en una humilde casa.

Un día, la madre le mandó a la tienda a comprar un ovillo de hilo blanco para coser los calzones de su padre. La niña había quedado con sus amigas y al principio no quería ir, pero su madre le dijo que lo necesitaba. Antes de irse la advirtió que no se fuera por la calle oscura, porque podría aparecerse La Media Carita (la luna).

Mariquilla se entretuvo por el camino jugando con sus amigas. Cuando se dio cuenta de que se le hacía tarde para ir a la tienda, decidió irse por la calle oscura y desobedecer a su madre. En ese momento, comienza la trama o conflicto del cuento.

De repente, apareció La Media Carita y le preguntó a la niña que adónde iba con tanta prisa. Mariquilla respondió que a la tienda a comprar un ovillo de hilo blanco. Y así lo hizo, llegó a la tienda y compró tres ovillos de hilo blanco.

Para regresar a su casa volvió a pasar por la calle oscura, y allí estaba la Media Carita esperándola para que le diera una hebrita del ovillo. Esta, que era muy astuta, no se conformó e intentó aprovecharse de la inocencia de Mariquilla.

La Niña fue más lista. Tenía tres ovillos, pero engañó a la Media Carita y le dijo que solo tenía uno y que ya se lo había dado. Lo que no sabía, es que esa mentira le traería consecuencias.

La Media Carita al enterarse de que le había engañado le dijo que tuviera cuidado por la noche. Mariquilla llegó a su casa, le dio los dos ovillos a su madre y se fue a la cama.

Al cabo de un tiempo, oyó una voz que la llamaba, era La Media Carita que había cumplido con su amenaza. Sintió tanto miedo, que se fue a la habitación de sus padres. El padre dormía, pero la madre estaba despierta y protegió como pudo a su hija. Lo primero que hizo fue meterla en un arcón, con la mala suerte de que se le veía el pelo.

Cuando La Media Carita llegó a la habitación estuvo a punto de coger a la niña, y la madre intentó despertar al padre sin que se percatara de nada.

Al final, el padre se despertó y ahuyentó a tiros a la Media Carita, que acabó estallando.

La niña y sus padres salieron bien librados y volvieron a ser felices.


ACTIVIDADES



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