Hola de nuevo.
En esta nueva página los
invitamos a conocer nuestra infancia, una etapa llena de maravillosos y mágicos
momentos. Como no podía ser de otro modo, lo haremos mediante los cuentos que
nos leían y leíamos cuando éramos pequeñas.
Todavía recordamos los
buenos momentos que pasábamos cuando nos contaban historias en nuestra niñez, y
más en estos días, en los que hemos buscado y recopilado nuestros cuentos de
una vida pasada que a pesar de todo no olvidamos.
Seguramente, en las
generaciones actuales y en las posteriores se contarán más de una vez. Esto es
una clara evidencia de que todo lo que nos cuentan de niños, no se pierde por
el camino, en cualquier instante nuestra mente refresca recuerdos y
acontecimientos que estaban escondidos en un baúl.
Hemos querido hacer este
espacio porque creemos que es interesante que conozcáis nuestros gustos y
compartamos juntos las experiencias y ratos vividos con esas lecturas; que
personalmente, nos fueron atrapando poco a poco. Esperamos que a vosotros os
haya ocurrido lo mismo con las historias que os contaban de niños, y de no tan
niños.
Hoy sabemos que los cuentos de hadas o de la fantasía no son solo para niños, a los más mayores también despiertan su interés.
Hoy sabemos que los cuentos de hadas o de la fantasía no son solo para niños, a los más mayores también despiertan su interés.
Debajo de cada cuento
dejamos unas actividades para trabajar el contenido y temas que en ellos se
abordan. Solo hay que hacer clic con el ratón en el enlace de actividades.
La primera sección, y teniendo en cuenta la época del año en la que nos encontramos, es la de cuentos de navidad.
EL PEQUEÑO ABETO
El primer cuento que compartimos con vosotros se titula "El pequeño abeto", su autor es Hans Christian Andersen y pertenece al libro Los mejores cuentos de hadas del mundo.
Lo que ponemos a continuación, es una pequeña parte del cuento para que aquellos que que ya lo hayan leído vuelvan a recordarlo; y los que no lo conocieran sepan de qué trata y disfruten de esta maravillosa historia en unas fechas tan señaladas como son las Navidades.
En un apartado bosque, entre fuertes y hermosos árboles, había un pequeño abeto que, por ser el más pequeño de todos los árboles, se esforzaba siempre en estirarse.
Al lado del pequeño abeto había un hermoso y fuerte roble en el que, numerosas ardillas y pájaros, construían sus casas y por eso, este roble era el más feliz del bosque.
En el roble vivía también una vieja lechuza que le tenía mucho cariño al pequeño abeto. Por eso, cuando llegaba una bandada de nuevos pájaros, los animaba a que se fueran a vivir con él.
Pero era inútil; los pájaros lo veían tan pequeño que se burlaban de él y nunca se posaban en sus ramas.
Pasó un año y en invierno llegaron unos leñadores buscando un árbol de Navidad.
La lechuza les silbó para que se fijaran en el abeto y uno de ellos dijo:
-Este abeto sería el más indicado; ¿no les parece?
Sacaron sus raíces de la tierra, lo subieron a un camión y lo llevaron hasta la ciudad.
Lo plantaron en medio de un parque rodeado de flores. Muchos niños, al ver el nuevo árbol de Navidad, decían:
-¡Qué bonito es! ¡Es el árbol más precioso del mundo!
El
abeto se sintió contento y, desde entonces, vivió feliz en aquel parque.
EL CASCANUECES Y EL REY DE LOS RATONES
Otro de los cuentos navideños que ha dejado huella, ha sido el del
Cascanueces y el rey de los ratones, cuyos autores son Ernst Theodor y Wilhel Hoffmann.
El
granjero Stahlbaum y su señora celebran una fiesta de Navidad. Clara y su
hermano, hijos de Stahlbaum, estaban muy contentos. Clara esperaba impaciente
al mago Drosselmeyer, su tío favorito, un fabricante de juguetes que siempre
llegaba con alguna novedad.
El
mago llegó con su sobrino, Fritz, y una gran caja de sorpresas de la que fueron
saliendo sucesivamente un soldado bailarín, una muñeca y un oso polar con su
cría.
Clara
quería quedarse con la muñeca, pero su madre le explicó que era imposible.
La niña comenzó a llorar desconsoladamente y Drosselmeyer sintiendo la pena de la niña, la sorprendió con un regalo especial: un gran cascanueces de madera. Su hermano recibió el Rey de los Ratones. En una pelea entre hermanos, se rompe el Cascanueces, pero Drosselmeyer, lo arregla con una venda y lo deja casi perfecto.
Cuando
la fiesta termina, los invitados se van y el pequeño Cascanueces se queda junto
al árbol de Navidad. Antes de la medianoche, la niña baja para ver a su
Cascanueces, pero al quedarse dormida comienza a soñar que todo cobra vida a su
alrededor.
El Rey de los Ratones y su banda de roedores que aterrorizan a la niña. Aparecen los soldaditos de juguete comandados por el Cascanueces para defender a Clara; Fritz los ayuda como capitán de artillería y la niña se siente protegida por estos nuevos amigos. Sin embargo, comienzan a perder la batalla. Clara se arma de coraje y lanza una de sus zapatillas al Rey de los Ratones. Lo derriba, el Cascanueces lo mata y los ratones huyen.
El Rey de los Ratones y su banda de roedores que aterrorizan a la niña. Aparecen los soldaditos de juguete comandados por el Cascanueces para defender a Clara; Fritz los ayuda como capitán de artillería y la niña se siente protegida por estos nuevos amigos. Sin embargo, comienzan a perder la batalla. Clara se arma de coraje y lanza una de sus zapatillas al Rey de los Ratones. Lo derriba, el Cascanueces lo mata y los ratones huyen.
Es
entonces cuando el Cascanueces se transforma en un hermoso príncipe e invita a
Clara y a Fritz a un viaje a través del bosque encantado. Al llegar al bosque,
se encuentran con el rey y la reina de las nieves quienes bailan para ellos
junto a los copos de nieve. La danza se va convirtiendo en un torbellino y
finalmente impulsa al trineo, con el príncipe, Clara y Fritz a bordo, hacia un
lugar lleno de magia.
Clara,
Fritz y el príncipe llegan al reino de los confites, donde los recibe un hada.
Allí el hada pide al príncipe que narre sus aventuras como Cascanueces y tras
esto, comienza una fiesta maravillosa que culmina en un baile entre el príncipe
y el hada. Clara y Fritz vuelven de regreso a la realidad en su trineo.
ACTIVIDADES
El libro lo podéis adquirir en las librerías y a través de la web en los siguientes enlaces:
http://www.casadellibro.com/libro-el-cascanueces-y-el-rey-de-los-ratones/9788497161541/870751 [3/01/2015]
La segunda sección que veremos serán las fábulas.
Entre los autores
clásicos más conocidos destacan: Esopo, en Francia en el siglo
XVII o Siglo de las Luces Jean de La Fontaine y en el siglo XVIII los españoles Iriarte y Samaniego.
LA ASAMBLEA DE LOS RATONES
La primera fábula está ambientada en un país de ratones, en el que todo era felicidad. Un día, llegó un ser malvado que solo quería perseguir y destruir la paz de sus habitantes, el gato.
En el país de “Ratonlandia” todo era paz y alegría.
–Sofía, el sábado es mi cumpleaños y mis padres organizan una fiesta para celebrarlo. ¿Vendrás? –preguntó tímidamente Federico.
RATÓN DE CAMPO,RATÓN DE CIUDAD
La siguiente fábula narra la historia de dos animales completamente distintos, la liebre y la tortuga. La primera era muy orgullosa y cada vez que tenía oportunidad se burlaba de la pobre tortuga por su lentitud.
Un día, la tortuga se cansó y decidió proponer algo a la liebre para ver quién de las dos terminaba ganando la partida a la otra.
La liebre presumía de su velocidad. Cada vez que pasaba junto a la tortuga, la dejaba tirada en el camino.
Después de comer, le entró un dulce sueño, porque, a decir verdad, a esa hora de la tarde apetecía una agradable siesta. Ya tendría tiempo después de adelantar a la tortuga con cuatro saltos y vencerla antes de que tuviera tiempo de acercarse a la meta.
La tortuga, en cambio, no se detuvo ni un segundo. Pasito a pasito y sin descansar, siguió avanzando, a pesar de que sudaba copiosamente.
Cuando despertó, aún se entretuvo escuchando los chismorreos del vecindario. Hasta que, en el último momento, vio que la tortuga estaba a punto de alcanzar la meta de la carrera. Entonces sí, salió como una flecha, dispuesta a recuperar el tiempo que con tanta imprudencia había perdido.
Y, eso sí, sudando como una condenada, llegó a la meta antes que la liebre y ganó la apuesta.
La cuarta y última fábula, cuenta la historia de una hormiga trabajadora y responsable, que hace todo lo posible para que durante el duro invierno no le falte de nada. Mientras que, una cigarra que se encontraba por esos rumbos, estaba muy tranquila tumbada encima de las plantas y tocando su acordeón.
La hormiga al verla..., ¿qué pensáis que hizo? La respuesta a esta cuestión está presente en la fábula.
EL MEDIO POLLITO Y EL MEDIO REAL
El primer cuento perteneciente a la colección Cuentos de La Media Lunita se titula: "El Medio Pollito y el Medio Real".
ACTIVIDADES
LA MEDIA CARITA
El cuento narra la historia de una niña llamada Mariquilla que vivía con sus padres en una humilde casa.
ACTIVIDADES
La primera fábula está ambientada en un país de ratones, en el que todo era felicidad. Un día, llegó un ser malvado que solo quería perseguir y destruir la paz de sus habitantes, el gato.
Sin embargo, y a pesar de
todos los intentos que hace el gato para atrapar a los ratones, estos consiguen
huir de él y encuentran posibles soluciones para que todo volviera a ser como
siempre.
Si tenéis la curiosidad
de leerla, a continuación podéis hacerlo. Esta es la fábula completa:
–Sofía, el sábado es mi cumpleaños y mis padres organizan una fiesta para celebrarlo. ¿Vendrás? –preguntó tímidamente Federico.
-¡Oh! ¡Claro! ¡Muchas gracias! –contestó la ratita.
Llegó el sábado. Todo estaba preparado. Federico, que era todo un
caballero, fue a buscar a Sofía y al verla exclamó:
-¡Qué preciosa estás! ¿Sabes? ¡Tus ojos son aún más bonitos a la luz de la
luna!
-¡Oh, gracias! –contestó, ruborizándose, ella.
-¡Qué rico está este queso! -exclamó un ratón.
-Pues estos chorizos están sabrosísimos –añadió otro.
-¡Eh, muchachos! ¡Probad estas galletas! ¡son exquisitas! –animó una ratita
que era muy golosa.
Pero su alegría no iba a durar mucho porque un gato perverso había llegado
a Ratolandia.
-¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Corred amigos, corred! –gritó un ratón avisando a los
demás.
-¡Miauuuuu! ¡Qué divertido! ¡Ya se os acabó lo bueno! ¡Qué feliz voy a ser
en este país! Practicaré mi deporte favorito: perseguir ratones de día y de
noche.
¡Ja, ja, ja! –exclamó el gato Micifú.
-Ven aquí, precioso. ¡Seguro que estás riquísimo! Esta noche lo comprobaré
a la hora de la cena.
-dijo Micifú mientras atrapaba un ratón con sus largas uñas.
-Me parece, amigo, que lo tendrás que dejar para otro día –exclamó otro
ratoncillo, mientras propinaba un gran mordisco al gato.
-¡Vamos chicos! ¡Adelante! Micifú debe de estar durmiendo –dijo Federico,
que iba el primero.
-¡Menos mal! ¡Ya no aguantaba más! ¡Estoy muerto de hambre! –comentó un
ratón que era muy glotón.
-¡Shhhhhst! ¡Calla! Terminarás despertándole –advirtió otro.
No habían empezado aún a comer, cuando apareció el gato malvado.
-¿Tenéis hambre? -preguntó Micifú -¡Qué coincidencia! ¡Yo también estoy
hambriento, pero no de nueces, ni de queso… sino de ratones.
Y diciendo esto, se abalanzó sobre ellos. Pero en aquel preciso instante,
Rodolfo, el ratón vigilante le tiró una piña a la cabeza y le dejó fuera de
combate.
-¡Celebremos una asamblea! –dijo Federico.
Los ratones se reunieron en un lugar seguro. Y después de muchas horas de
pensar y pensar… encontraron una solución aceptada por todos. Decidieron
ponerle un cascabel al gato. Así sabrían si Micifú andaba cerca.
Entonces, el ratón más anciano preguntó: -¿Y quién le pone el cascabel al
gato?
Aunque la solución fue muy bien acogida, todos pusieron excusas, porque
ningún ratón se atrevía a acercarse al gato. Pensaron que era mejor buscar otro
lugar donde no hubiese gatos y así poder vivir tranquilos de nuevo.
RATÓN DE CAMPO,RATÓN DE CIUDAD
La segunda fábula cuenta
la historia de dos hermanos ratones, uno que vive en el campo y otro en la
ciudad.
Ambos están muy contentos de vivir donde cada uno ha elegido, pero
cuando cambian de ambiente envidian algunas cosas que no tienen.
¿Creéis que
dejarán sus respectivas casas, para adentrarse a un mundo totalmente diferente?
Si queréis averiguar lo que sucede en la historia, está es la solución:
La siguiente fábula narra la historia de dos animales completamente distintos, la liebre y la tortuga. La primera era muy orgullosa y cada vez que tenía oportunidad se burlaba de la pobre tortuga por su lentitud.
Un día, la tortuga se cansó y decidió proponer algo a la liebre para ver quién de las dos terminaba ganando la partida a la otra.
Si con esta breve
pincelada de lo que pasa en la historia, os ha quedado la duda de que es lo que
propone la tortuga a la liebre y quién acaba teniendo razón, aquí os dejamos la
fábula completa:
La liebre presumía de su velocidad. Cada vez que pasaba junto a la tortuga, la dejaba tirada en el camino.
A
la tortuga que estaba más que harta de sus burlas, se le ocurrió desafiarla.
-¿Qué
te apuestas a que llego antes que tú al pie del roble grande? -dijo la tortuga a la liebre.
Cuando
oyó esto la liebre se dio una panzada a reír.
-¿Pretendes
tú llegar antes que yo? ¿Estás loca? ¿Es que no ves que eres el más lento de
los animales?
-Lenta
o no lenta, mantengo mi apuesta –respondió la tortuga.
La
liebre aceptó riéndose, pues estaba completamente segura de que ganaría. Y
entonces formalizaron el trato, que, a decir verdad, no sabemos exactamente en
qué consistía.
Su
buen amigo el oso aceptó encantado actuar como juez imparcial. Cuando
el oso dio la señal de salida, la liebre, de un salto, adelantó a la tortuga,
que se movía muy despacio, y se alejó por el camino.
Después de comer, le entró un dulce sueño, porque, a decir verdad, a esa hora de la tarde apetecía una agradable siesta. Ya tendría tiempo después de adelantar a la tortuga con cuatro saltos y vencerla antes de que tuviera tiempo de acercarse a la meta.
Tanta
ventaja llevaba la liebre, que pensó que no había prisa y, al llegar a un verde
prado, se detuvo a comer hierba, pues estaba tan verde, tierna y deliciosa, que
no pudo resistirse.
La tortuga, en cambio, no se detuvo ni un segundo. Pasito a pasito y sin descansar, siguió avanzando, a pesar de que sudaba copiosamente.
Cuando despertó, aún se entretuvo escuchando los chismorreos del vecindario. Hasta que, en el último momento, vio que la tortuga estaba a punto de alcanzar la meta de la carrera. Entonces sí, salió como una flecha, dispuesta a recuperar el tiempo que con tanta imprudencia había perdido.
Pero, a pesar de que hizo un gran esfuerzo, no
hubo nada que hacer. La tortuga, tan lenta y pesada, le había tomado demasiada
ventaja durante todo aquel tiempo que ella había empleado en comer, dormir y
cotillear.
Y, eso sí, sudando como una condenada, llegó a la meta antes que la liebre y ganó la apuesta.
La cuarta y última fábula, cuenta la historia de una hormiga trabajadora y responsable, que hace todo lo posible para que durante el duro invierno no le falte de nada. Mientras que, una cigarra que se encontraba por esos rumbos, estaba muy tranquila tumbada encima de las plantas y tocando su acordeón.
Al llegar el invierno, la
cigarra que se había pasado el tiempo burlándose de la pobre hormiga, se quedó
sin ganas de reír, pues tenía mucho frío.
La hormiga al verla..., ¿qué pensáis que hizo? La respuesta a esta cuestión está presente en la fábula.
Una hormiga trabajadora, recogía
poco a poco, migajas de pan, semillas y otros alimentos una calurosa tarde de
verano.
Cerca de allí, una cigarra
alegre, cantaba sin cesar. Sentía demasiado calor para ponerse a trabajar.
Mientras tanto, la hormiguita
recogía provisiones para sus graneros, en espera de los helados días del
invierno.
Día a día la cigarra miraba con
compasión a la pequeña hormiga, mientras se burlaba de ella sin cesar.
Se terminó el verano y empezó el
otoño. La hormiguita seguía infatigable, llenando hasta el tope sus graneros.
Y pronto llegó el invierno, con
sus fríos, sus vientos y sus nieves. La cigarra no encontraba nada para
llevarse a la boca.
-¿Cómo no tienes comida? ¿Qué has
hecho durante el verano? –le preguntó la hormiga.
- ¡Ay! ¡Pues yo cantaba de noche
y de día!
La, hormiga, compadecida de la
cigarra, la llevó a su casa, dándole de comer durante todo el invierno.
La tercera sección está destinada a los Cuentos de La Media Lunita de Antonio Rodríguez Almodóvar.
De todos los cuentos
que constituyen esta colección hemos elegido dos: "El medio pollito y el
medio real" y "La Media Carita". Han marcado de alguna manera
nuestra infancia y nuestra niñez, y queremos que vosotros también lleguéis a
ellos.
Si estáis interesados,
podéis conseguir esos y otros cuentos de la misma colección en las siguientes
direcciones:
EL MEDIO POLLITO Y EL MEDIO REAL
El primer cuento perteneciente a la colección Cuentos de La Media Lunita se titula: "El Medio Pollito y el Medio Real".
La
historia comienza con dos vecinas que deciden criar pollitos. Una puso la
gallina clueca y la otra los huevos. Entre tantos huevos, solo salió un pollito,
que lo repartieron entre las dos. Una de las vecinas asó y se comió su medio
pollito, pero la otra le dio pena y lo dejó en el corral.
Un
día, el medio pollito estaba escarbando y se encontró con un medio real de
plata. Al poco tiempo, vino el hijo del rey que le pidió la moneda porque se
iba a casar y se quedó sin el medio real. A partir de ahí empieza la trama o
conflicto del cuento.
El
medio pollito veía que el hijo del rey no regresaba para devolverle lo que era
suyo y tomó la iniciativa de ir al palacio a por su moneda. En el camino se
cruza con varios animales y elementos de la naturaleza (las palomas, la zorra,
el lobo, un peñascal, el río y un toro), que lo acompañarán hasta allí, pero…
no iban andando, sino en el medio culito del medio pollito.
Al
llegar llamó a la puerta y apareció el rey. El animal le explicó que había ido a
por su medio real para comprarse trigo. El rey le dijo que no se preocupara,
que él tenía en su palacio varios graneros con trigo.
Los
animales que estaban dentro del medio culito del medio pollito iban saliendo y
se comían el trigo, unos gallos de pelea y unos potros sin domar. Entre todos vaciaron los graneros. El rey al enterarse, se
hartó e intentó de diferentes maneras matar al pollito, pero sus acompañantes
no lo permitieron.
Al
final, el rey cedió y le devolvió el medio real al medio pollito, con tal de que todo terminara bien y el toro que lo
estaba persiguiendo dejase de hacerlo.
Esto solo es un resumen
de lo que sucede en el cuento ¡Seguro que tenéis ganas de leer la historia
completa! Os animamos a que lo hagáis.
ACTIVIDADES
LA MEDIA CARITA
El cuento narra la historia de una niña llamada Mariquilla que vivía con sus padres en una humilde casa.
Un
día, la madre le mandó a la tienda a comprar un ovillo de hilo blanco para coser
los calzones de su padre. La niña había quedado con sus amigas y al principio
no quería ir, pero su madre le dijo que lo necesitaba. Antes de irse la
advirtió que no se fuera por la calle oscura, porque podría aparecerse La Media
Carita (la luna).
Mariquilla
se entretuvo por el camino jugando con sus amigas. Cuando se dio cuenta de que
se le hacía tarde para ir a la tienda, decidió irse por la calle oscura y
desobedecer a su madre. En ese momento, comienza la trama o conflicto del
cuento.
De
repente, apareció La Media Carita y le preguntó a la niña que adónde iba con
tanta prisa. Mariquilla respondió que a la tienda a comprar un ovillo de hilo
blanco. Y así lo hizo, llegó a la tienda y compró tres ovillos de hilo blanco.
Para
regresar a su casa volvió a pasar por la calle oscura, y allí estaba la Media Carita
esperándola para que le diera una hebrita del ovillo. Esta, que era muy astuta,
no se conformó e intentó aprovecharse de la inocencia de Mariquilla.
La
Niña fue más lista. Tenía tres ovillos, pero engañó a la Media Carita y le dijo
que solo tenía uno y que ya se lo había dado. Lo que no sabía, es que esa
mentira le traería consecuencias.
La
Media Carita al enterarse de que le había engañado le dijo que tuviera cuidado
por la noche. Mariquilla llegó a su casa, le dio los dos ovillos a su madre y
se fue a la cama.
Al
cabo de un tiempo, oyó una voz que la llamaba, era La Media Carita que había
cumplido con su amenaza. Sintió tanto miedo, que se fue a la habitación de sus
padres. El padre dormía, pero la madre estaba despierta y protegió como pudo a
su hija. Lo primero que hizo fue meterla en un arcón, con la mala suerte de que
se le veía el pelo.
Cuando
La Media Carita llegó a la habitación estuvo a punto de coger a la niña, y la
madre intentó despertar al padre sin que se percatara de nada.
Al
final, el padre se despertó y ahuyentó a tiros a la Media Carita, que acabó
estallando.
La
niña y sus padres salieron bien librados y volvieron a ser felices.
ACTIVIDADES
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